viernes, octubre 27, 2006

1ª ÉPOCA: ¿Quién te arranco los sueños hoy?

...Abre tus alas, deja tus sueños volaR...

Tras la repentina muerte de Angel todo cambió, nada volvió a ser igual. Sus sueños volaron tan alto que llegó al cenit del celeste.

"Estoy convencido de ello: Aura me está llamando, está en peligro"
"No puedes saberlo, está al norte, a una distancia enorme"
"No todo es tan sencillo como parece, Kahré. Hay una cara oculta de la realidad que muchos desconocen"

Angel le miraba a los ojos, como siempre, sincero, directo, sin verdades a medias y con, seguramente, un argumento para cada uno de sus actos y palabras. Pero esta vez el miedo dominaba su expresión. La idea de la pérdida de Auralav le hacía perder su normal y serena expresión, que siempre inducía a la tranquilidad, el razonamiento y la reflexión. Pero para lo que a continuación iba a ver Kahré no existía lógica alguna.

Angel alzó los brazos, y bajo la atónita mirada de Kahré, desplegó unas bellas y plateadas alas, y se alzó hacia la luz del Sol.
De repente, al sonar como un cristal que se rompe en pedazos, aparecieron en torno a Angel unos destellos plateados, detenidos, inertes y brillantes en el aire, que profetizaban su caída inmediata al vacío. Kahré hundió las rodillas en la nieve, y miró al fondo del precipicio. Allí estaba, rodeado de cristalitos que reflejaban la intensa luz del astro rey, y ahora la palidez de su rostro se difuminaba en la blanca nieve.

Aquella cara oculta era cruel, preludio de la muerte, belleza de un instante que se rompe, por quién sabe que conjuro o maleficio hacia aquel inocente y nítido ser, involucrado en una guerra contra su propia voluntad y su propio pueblo. El pueblo azul.

Angel de alas rotas

domingo, octubre 22, 2006

1ª ÉPOCA: Nada más que recordar





Aura es una mujer fuerte, segura de si misma. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Excepto en este instante de su vida, el instante en el que las cenizas de la esperanza, de un sueño, de un amor, de Angel, se sumergen en las aguas de aquel mar finito. La gran balsa arde, impregnada la paja en aceite. Hierro, madera, paja, esperanza, pasto del fuego. Acentuada la luz por el reflejo en el mar de velada transparencia, todo se hace más triste, más doloroso. Un fallecido sin porqué, sin causa ni consecuencia, sólo, por enorme o ínfimo que parezca, las lágrimas de rabia de Aura, a la luz de la hoguera. Como llorar en su hombro por última vez.

Solo un momento para derribar todo lo construido y poner los cimientos de un porvenir.


...Cuentacuentos