1ª ÉPOCA:El azul Océano del Este.
-Las palabras vuelan, lo escrito permanece. - Dijo la soldado mientras cogía una antorcha y la puerta de piedra que les separaba de Bahertes volvía a su lugar, dejando la cámara tras de sí y avanzando por un túnel en una completa oscuridad.
-¿Por qué lo dice?
-Porque nada de lo que ha dicho Bahertes durante su reinado será tenido en cuenta en la historia. Así lo predicen las puertas del templo de esta ciudad, Abdarelth. Es un rey que no debería de serlo, si se le puede llamar rey a un simple lacayo. No es el heredero natural. Así que será borrado de la historia en cuanto el verdadero heredero se siente en el trono.
-¿Esa es la causa de la guerra de la que hablabas?
-No, es algo mucho peor. Ahora la cuestión es de dónde has salido tú. ¿Puedes contestarme a eso?
-De un mundo muy distinto a este. Así que tiene que ser otro mundo.
-Eso esperaba, - sonrió -tus ropas no pueden ser de esta tierra por muy lejano que esté tu hogar. Bienvenida a Barak.
-Gracias.- El carácter amigable de aquella soldado la tranquilizó. Aunque no supiera de donde provenía Elay, le había salvado la vida sin pedir nada a cambio.
-Bien, ya que estamos fuera de peligro, yo soy Keira una Dandehlion Talehk. Aunque hace bastante tiempo que no ejerzo de ello. Soy más caballero que sacerdotisa, la verdad.
-Y creo que tienes hondas convicciones para serlo.
-Gracias. Eso espero. Porque mis motivos son importantes, y la lucha es difícil. Así que algo como lo que acabas de decir me reconforta y esperanza. ¿Como te llamas entonces?
-Elay, es decir, Elayhes.
-Que curioso. ¿No sabes lo que significa?
-No, la verdad es que ni siquiera se quién me lo puso. No conocí a mis padres. Simplemente era lo que ponía en un colgante que tengo desde siempre.
-Significa esperanza en una de las lenguas más antiguas de esta tierra. En concreto, la que trae la esperanza. -Keira la miró, con los ojos brillando de alegría.- Justamente lo que acabas de traerme a mí. Algo te espera aquí. Tienes un destino en este mundo tan extraño para tí. No estás perdida. La luz te ha traído a donde debes estar.
-Eso no me tranquiliza
-No debes de temer. Al menos mientras estés bajo mi protección. Mira. Ya llegamos a la salida.
Cierta claridad empezaba a aparecer camino abajo. Siguieron descendiendo y vislumbraron la salida del pasadizo, cegándoles la luz por un instante. Al salir, Keira se deslizó hacia la derecha, Elay la siguió.
Caminaban junto a una tosca muralla de unos treinta metros de alto, por un saliente del terreno, allí donde terminaba la muralla y continuaba un alto y escarpado acantilado que se perdía entre la espuma de las olas.
-Descansemos un rato.
Pararon y se sentaron mirando al mar.
Un mar inmenso. De un intenso azul, un azul como el que no existía en la Tierra. Y el sol, inmenso, en su hégira particular hacia el horizonte, flanqueado de nubes de sombras rojizas.
-Éste es el Astro. La estrella que ilumina Barak durante el día. Y quién sabe que tierras durante la noche. Ante tí se extiende el Fhatsean, el azul Océano del Este.
-Keira, quiero enseñarte algo. -Elay sacó el artefacto que le había llevado allí. -Esto es lo que me trajo hasta aquí.
-Es una Síbile, un tipo de brújula. Solo que mucho más precisa. Y no es susceptible a manipulaciones de cualquier tipo. ¿Cómo la encontraste?
- Creo que algo me llevó hasta ella. La encontré en mi mundo. Observé el símbolo que tiene y le coloqué las agujas. -Elay retiró el cristal y le mostró las agujas a Keira. - En el reverso todas tienen los mismos símbolos, excepto en una de ellas en la que además está mi nombre, pero el primer símbolo está también grabado en el símbolo central de la Síbile.
-El símbolo de las agujas es la transcripción de tu nombre en Emdo, la lengua de la que antes te he hablado. Y lo que está grabado en la Síbile no es exactamente el primer carácter.
-Sí, esta invertido, como reflejado en un espejo.
-Exacto. Signifíca thae. Ser, exactamente.
-Es una frase incompleta.
-Y tu debes encontrar el resto de la frase. (Elayhes es una Dandehlion )
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