martes, diciembre 11, 2007

La Resistencia


-Cuando se quiso dar cuenta, era otra vez otoño. El verano había acabado, el decimoquinto 13 de agosto había pasado hace más de un mes, y Nedaith seguía inquieta, era incapaz de olvidar aquella noche en que su alma se había partido en dos, la mitad en Barak, la otra, en donde ni la Luz ha sido capaz de encontrarles. Ahora tenía que ocuparse de la supervivencia de sus protegidos, pero además de Sacerdotisa de los Dandehlion era un alma que lloraba en soledad todos los treces de agosto. Enzo ya llevaba varios años en la Guardia de Abdarelth, y cada vez que Nedaith recibía una carta suya, notaba el descontento de su hijo, y de todos los que le rodeaban. Al día siguiente, el 22 de septiembre escribió una carta para Enzo y mandó un mensajero con ella, me ocultó todo ello hasta que Enzo respondió dos semanas después. Había instado a su hijo para que intentara reunir un grupo de soldados y nobles de la ciudad, advirtiéndole de que no hablara de ello al Regente, ni a ninguno de los que estuvieran a su favor. Enzo tomó un cuidado extremo en esta elección, y al primero que aceptó, llamado Shezard, la idea le entusiasmó, y junto a otros diez caballeros se autoproclamaron como La Resistencia. Los primeros tres meses intentaron conocer todo lo que Ekros había hecho ya en Abdarelth, y poco a poco intentaban actuar en contra de lo que ahora quería llevar a cabo. Sus movimientos eran lentos, pero cada tres semanas se reunía con Nedaith en el centro del país. Todo iba bien hasta que, en invierno se tropezaron en el suroeste con una caravana de Guerreros de Ekros que estaban de reclutamiento. No lo habían previsto, y como su presencia allí era sospechosa, atrajeron la atención de un capitán, que les prometió no tomar medidas a cambio de dinero. Y de que mataran a un hombre de Verth. Secuestraron al hombre, que no era más que un simple campesino, y lo trajeron aquí, para que nadie supiera nunca más de él. Desde entonces temían que les delataran o simplemente volver a tropezar con aquel capitán. Pero tropezaron a principios de agosto, e intentaron arrestar a Shezard, pero consiguieron huir hacia el lugar de reunión. Nedaith acudió para intentar solucionarlo, por lo pronto no querían alertar a nadie, ni siquiera a La Resistencia. Pero a la vuelta, el Capitán de la ciudad de Rheda, donde llegamos el día 10 de agosto, reconoció a Nedaith, porque él había sido uno de los saqueadores del Palacio Blanco en la Época de la Oscuridad, sospechó de nosotros y me metió a mí en la cárcel, y a Nedaith la llevó a Palacio para interrogarla el décimosexto 13 de agosto. Hará un año dentro de poco de la fundación de la Resistencia, han pasado a ser de 12 hombres a más de 50… pero antes de que ese aniversario se celebre ya han conseguido matar a Nedaith… - Seth se levantó, y esperó las reacciones de los que le escuchaban.

-Y como siempre mi madre me mantuvo en la inopia. –Netheryn estaba confundida y empezaba a ponerse furiosa.- ¿Cómo es posible que montara todo eso con mi hermano y no me contara una palabra? ¿Cómo iba a intentar hacerme cargo del Sagrario si ni siquiera sabía eso?

-Netheryn, yo tampoco sabía completamente nada, y sabes que era muy amiga de tu madre y que la apoyaba.-Dijo Keira mientras intentaba tranquilizarla.

-Keira, lo siento de verdad, deberías de haberlo sabido –Seth seguía dando vueltas por la habitación sin poder estar quieto un segundo- pero Nedaith te consideraba demasiado impulsiva, que tu odio hacia el Regente Bahertes era tan obvio y tan conocido que sería peligroso para ti el simple hecho de saberlo... Yo no estaba completamente de acuerdo, tengo que decir que tengo más confianza en ti que en el propio Shezard, que tan fiel se mantiene hacia nosotros. Pero Nedaith no quería ponerte en peligro.

-Lo entiendo, nunca llevó bien ni que yo me fuera ni que su hijo siguiera mi mismo camino. Ahora debéis tomar decisiones, yo creo que he de encontrar a Aura. Debe volver para hacerse cargo.

-No. Yo la encontraré. Seré más rápido. Tú tienes que ser el enlace con Enzo, y empezar a buscar alternativas a muchos asuntos de los que te informará. Netheryn y Yandros se harán cargo del Sagrario.

Tú debes ir al interior.

Salieron del Templo, Elayhes estaba esperando enfrente, junto al lago. Se acercó a Keira y supo que no volvería a verla en mucho tiempo.

***

-Netheryn, no creo que sea buena idea. Debes quedarte.

-¿Quedarme? ¿Para proteger a quién? ¿Al pobre Dotter? Es inútil quedarse aquí por más tiempo, la magia del Sagrario es suficiente, y da una mejor protección que la que yo puedo ofrecer. Tengo que saber cómo están las cosas fuera, cómo son. Me parece increíble que alguien tan inofensivo como el campesino Dot estuviera amenazado por uno de esos vanidosos Guerreros de Ekros. ¿Por qué? ¿Por el simple hecho de infundirle miedo? Ese de ahí afuera me parece un mundo que poco tiene que ver con el que todos esperamos que sea. Y eso hay que cambiarlo.

- Y lo harás, y lo haréis, pero aún no, tienes que conocer ese mundo antes de salir a él desprotegida.

-Tú eres más joven que yo y ya lo conoces más.

-¿Acaso dos semanas son algo allá fuera? ¿Esquivando a lugareños y rodeando las aldeas? Hubiera muerto a los dos segundos de llegar aquí si Keira no me hubiera protegido.

-Lo sé, pero tienes que comprender que no me puedo quedar parada en esta jaula de cristal.- Elay se detuvo y recapacitó.

-Aunque yo no conozca demasiado esa fe que profesáis, ni practique ninguna otra, sé que los que están allá fuera luchando por vuestra idea de mundo, por aquel que tu madre conoció, confían en ella, y en ti para que esa fe les proteja, y les aliente. Necesitan que haya algo superior, un objetivo mayor que ellos. Y los Sacerdotes han intentado que ese objetivo siga vivo durante todo el tiempo que lleváis aquí. Tú lo conoces, me acabas de demostrar que crees en él, que estás dispuesta a todo. Ahora tú eres quien tiene que velar por esa fe.



Muchas más y mejores, en esa página que cumple dos añitos: Cuentacuentos!