lunes, octubre 02, 2006

1ª ÉPOCA:Hexa, abismo del recuerdo




Hacía frió aquella mañana, tan gélida como el hielo que les rodeaba. El paso del Hexa estaba a gran altitud, donde las nieves eran continuas, donde el único matiz de vida eran ellos mismos, que se aventuraban a superar Rottmoth. Todos iban a pie, en fila de a uno, porque el paso era estrecho y el hielo quebradizo.
Kahré se sentía algo asustado, nunca había estado más allá de las montañas, para él, Rottmoth representaba una barrera hacia lo desconocido, y franquearla no le tranquilizaba.

Alguien llamó a Kahré.
-¡Eh! ¿Que tal llevas el frío?-
-Francamente mal. Donde yo vivo estos inviernos se divisan, pero no se sienten.
-Entonces..., ¿eres de Las Llanuras?
-No, del valle de Verth.
-Entonces te reclutaron antes que a mí. Soy Thiro Kalel.
-Yo soy Kahré. -Dijo volviéndose rápidamente hacia él.

En un instante la procesión de hombres se detuvo. Kalel y Kahré se detuvieron también, aunque sin saber el porqué. En la vanguardia el capitán dialogaba con dos soldados de extraña vestimenta.



-Le presento nuestros respetos, capitán. Nos dirigimos al Valle, y posteriormente hacia la región del noreste.- Dijo uno de ellos con una cortesía casi arcaica para Darkos.
-¿Cual es su misión?
-No hay misión, vamos a comerciar.
-¿A una zona donde no tienen asentamientos?
-Por si no lo sabe, la política del nuevo Regente es la apertura de nuestro pueblo a todo el reino.- Darkos asintió para que no siguiera con su, con seguridad, prolongada explicación.
-¿Y se puede saber con qué van a comerciar?
-Como es obvio, por este paso es imposible que transiten nuestros carros. La mercancía va por el camino largo.
-Bien, entonces no les impediré el paso, aunque seguro que no necesitan darse demasiada prisa.- Dijo Darkos irónicamente.
Uno de los Guerreros ordenó a la división que se retiraran un poco ladera arriba, para facilitar el paso a los extranjeros.
A medida que se acercaban los extranjeros sus armaduras plateadas brillaban más a ojos de Kahré. La cota de malla se veía levemente bajo las, parecían, flexibles armaduras, no tan toscas como las de los Guerreros, más ligeras pero no más frágiles, y con unos cascos cuyo motivo principal era una flor y un pentáculo, coronados por sendos penachos de plumas blancas, que añadían majestuosidad, si cabe, al conjunto. Kahré estaba maravillado, y, sin darse cuenta resbaló hasta el borde de hielo. El pánico le invadió y resbaló finalmente, pero le agarraron fuertemente antes de que la vista que tenía del vacío sellara definitivamente su muerte. Miró a su salvador, uno de los extranjeros. Con la ayuda de Kalel le subió a la ladera.

-Soy Enzo de Thía. -Le dijo ofreciéndole la mano. Y sus ojos casi tan blancos como el hielo se fijaron aún más en Kahré.- Me recuerdas a alguien... ¡La próxima vez ten cuidado de donde pones el pie!



El faro de la imaginación me lleva a... Cuentacuentos

domingo, octubre 01, 2006

El escaño (no) robado de ZP




Los cuatro gatos, cogen, se meten en el congreso de los diputados y sacan el escaño (literalmente) de ZP por la ventana. Su objetivo: erradicar la pobreza.



La idea es original, y el objetivo justificado... pero... dos gazapos... en el momento en el que levantan la silla del suelo, esta tiene brazos, con la punta más clara, y una etiqueta blanca en la parte trasera, en una de las esquinas inferiores. Cuando la sacan por la ventana, los brazos han desaparecido, y la etiqueta también... Ahora, juzguen.