martes, diciembre 01, 2009

El Fin de los Frappuccinos (y de los días)

-¡Se aproxima el fin del mundo!
-¿Eh? ¿Qué dices?
-Que vengo del Starbucks... ¡y no queda Frappuccino!
-¡Oh no! ¡Moriremos todos! (¬¬)
-No te quepa duda. Imagina toda esa gente sedienta: estudiantes que tras las últimas dos horas de clase (pongamos "Así habló Zaratrusta") necesitan algo que les saque de ese profundo tedio...
-...No siii... para aguantar a "Niche"... Por cierto, ¿cuántas consonantes tenía el nombre de ese tío?
-...¡Esos trabajadores necesitados de algo dulce después de su amargada vida de oficinistas habitantes de cubículos! Imagina que tienes que arruinarle la vida a alguien, no sé, eres perito de seguros, y después no te puedes quitar toda la carga de quitarle el seguro médico a alguien con una sobredosis de glucosa. ¡Ese pobre hombre nunca podría volver a su trabajo!...
- Sí, seguro que es eso lo que limpia su conciencia con total eficacia. Mejor uno de fresa que uno de chocolate ¿no? ¿La vida del color de rosa?
-...Inexpresable y sin nombre (el fin, la nada) es aquello que constituye el tormento (la falta de frappucino) y la dulzura de mi alma (el frapuccino), y que es incluso el hambre de mis entrañas (¡Cuánto menos lo tienes mayor es el deseo de tenerlo!).
-¿El qué quieres tener?
-Tener el hambre eterna de Frappuccino.
-¿Para qué?
-Para sentir el imperioso deseo de tenerlo, y acabar con el mundo.


Dos semanas después...


-¡Miiira! -Dijo el amante de las películas apocalípticas mientras señalaba con el dedo índice el escaparate de una tienda de electrodomésticos.


"La Agencia de Seguridad Alimentaria ha comunicado a la Casa Blanca que se han terminado las reservas nacionales de los tres siropes usados en la fabricación de Frappuccinos. Ante los disturbios que se están produciendo en las principales ciudades a lo largo y ancho del país, y tras la toma de la sede de Starbucks en Seattle por parte de una asociación de fans radicales de tan delicioso refrigerio, aconsejamos que se mantengan a salvo en sus casas o, si acaso, consuélense con Sundaes o McFlurries (aunque, sí, todos sabemos que no es lo mismo y a mí también me daba miedo de pequeño el payaso Ronald). La Secretaria de Estado se ha puesto en contacto con el Primer Ministro italiano, de donde importábamos tan venerados jugos, confirmando que el secreto de fabricación de éstos ha sido robado. Tras exhaustivas investigaciones, las inteligencias de las agencias de inteligencia le han comunicado al Pentágono, que la única agencia de inteligencia lo suficientemente inteligente y capaz de agenciarse, inteligentemente, tales secretos, aparte de las propias (está claro) es la agencia de inteligencia británica. Dicho esto se le declara la guerra sin concesiones a nuestros ex-amigos los británicos.
¡Dios bendiga América!"


-¡Ajá! ¡Parece que lo has conseguido! Pero... ¿cómo narices has hecho todo el doblaje falseado del comunicado? ¡Es genial!
-No es ninguna farsa. Además, un terrorista no confía sus contactos...

Última prueba gráfica de la existencia de un Frapuccino (con sirope y todo). Canterbury, verano de 2009.

domingo, noviembre 29, 2009

Wonderfalls (2004)

Wonderfalls es una serie sobre una joven veinteañera, alérgica a su familia, graduada en filosofía, que trabaja en una tienda de souvernirs situada en Niagara Falls, y que vive en una caravana con forma de lámpara mágica.



Ácida, irónica, disparatada... Tanto que en el primer capítulo empieza a recibir consejos de un león de cera defectuoso. Y sólo será el primero de una serie de artículos de la tienda, o de cualquier otro lugar al que vaya, que con sus palabras, empiezan a darle otro sentido (o a darle sentido) a su vida.
Uno de los creadores de ésta serie es Bryan Fuller, que posteriormente daría forma a la vida entre dos mundos del pastelero, Lee Pace (que también aparece en ésta serie), en Pushing Daisies.

IMBD
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