miércoles, octubre 15, 2008

20/02/08 00:59


El hecho es que algo me agarra las entrañas, las aprieta, las comprime aún más, junto al corazón, junto a ese músculo que duele de no usarlo. Porque escribir con los ojos cerrados no es otra cosa que una forma de negación de la verdad. Una de tantas de las que me rodean. Porque tengo la certeza de que nada es absoluto, de que las verdades no son verdades completas, ni las cosas aparentemente falsas que nos rodean lo son. Vivo en una duda continua, en un miedo, y ambos me aterran. Ambos me agarran la garganta, dejando pasar un infinitésimo hilo de aire que me hace permanecer en esta angustiosa vida. Preguntándome, y sin parar de preguntar si este es mi destino, si es el que elegí, el que me eligieron o el que yo pensaba que querían que escogiera. Soy incapaz de ser feliz con lo de cada día. Porque a cada palabra le veo un sentido, intrínseco a ella. Unido e inseparable según de donde proceda o quien la pronuncie. Porque las verdades son una mentira. Y la desesperación de la soledad demasiado asfixiante para vivir con ella.

martes, octubre 14, 2008


Un grupo de los que te suenan a todo y a nada en particular. Al fin y al cabo da igual, me gusta.