jueves, octubre 12, 2006

1ª ÉPOCA: Leyenda

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Tras la repentina muerte de Ángel todo cambió, repentinamente, sin pleno aviso, anclando las almas de sus compañeros a Gardiethel. Enseñándoles que todo aquello no era un simple juego. Que lo darían todo sin poder pedir nada a cambio. Prefiriendo no ver más allá de la gruta, de sus altos muros, de las velas de sus barcos. Sintiéndose atados, encarcelados en aquel mar que verdaderamente no lo era...


A veces recordaba las historias paganas que Petra le contaba sobre el océano. Unas aguas que no eran tan desconocidas como se decía... "Porque todos habíamos venido de él, todos tenemos nuestras raíces en él, unas raíces que todos habíamos olvidado."

Selahia la diosa plateada, bailaba en la Luna, proporcionándole un brillo indescriptible a toda su faz, feliz, porque nada hacía sombra a la Luna, ni siquiera el Sol era capáz de ello. Pero la Diosa quiso instaurar el equilibrio, que existieran noche y día, y para ello desterró a la brillante Selahia a la Tierra de los hombres a los que ella tanto había alegrado con la luz y la belleza de la Luna. Su tristeza era tal, que su llanto de sal y estaño inundó la Tierra. Las lluvias separaron a los hombres, a las distintas razas, en lejanas islas. En tal medida que los pueblos de cada isla nunca se conocerían. Por necesitar noche y día, nunca observarían como antes, juntos, aquella increíble luz de Luna.

Una de esas enormes islas era Barak, y así fue, sus habitantes desconocían la existencia de otro pueblo más allá del mar.

Habíamos olvidado la luz del mar. Nos habíamos olvidado unos a otros. Kahré sentía que estaba en un mundo que no conocía.


"Una gran amenaza se cierne sobre nuestra tierra"
Esa frase retumbaba una y otra vez en su cabeza, como intentando mostrarle una verdad que él desconocía.

¿Qué estaba haciendo allí? Aquella no era su lucha, ni siquiera sabía contra quién tenían que luchar, desconocía esa gran amenaza. Aquella ignorancia a la que les obligaban le carcomía el alma. Ya había sido lo bastante ignorante como para seguir siéndolo tras abandonar su origen. Un ignorante que únicamente sabía las leyendas y cuentos que le había contado la mujer que le crió, que ni siquiera era su madre. Unas historias en las que ella, Petra, se contradecía continuamente. Pero que durante años, de niño, creyó e hizo crecer en su interior...

miércoles, octubre 11, 2006

Adios... y Hola

Ya no queda nada mas que decirte adios
y eso me duele

pienso que un hasta luego siempre es mejor
cuando parece...

que la via se termina y se separan nuestras vidas


Porque a veces la vía parece terminar en un abismo, pero un instante antes aparece otra, una vía de escape, literalmente, que te salva y te ayuda a caminar de nuevo.

domingo, octubre 08, 2006

1ª ÉPOCA:El pueblo del mar

Era de noche, y sin embargo llovía. Ya habían pasado dos jornadas desde que Kahré estuvo a punto de caer en el paso de Hexa. Habían descendido gran altitud y la tormenta de nieve se había ido convirtiendo en una lluvia intensa que hacía aún más oscura a la propia noche.

-Cuentan que es un pueblo a punto de extinguirse, que es una antigua raza que ya no tiene futuro y que enferma con facilidad...
-¿Todo un pueblo puede desaparecer sin explicación alguna?
-Supongo que si no son capaces de mezclarse con el resto, así será. Al menos así me lo contó mi tío la primera vez que vi a uno de ellos.
-¿Cuándo fue?
-A los diez años más o menos, vivíamos más al este, junto a este margen del río Thae... Un día me perdí jugando en el bosque y uno de sus exploradores me encontró y me llevó hasta la granja. Suele haber muchos en los bosques cercanos a su gran ciudad.
-Si fue hace tanto va a ser que yo era el único que no les había visto...
-Kahré, hasta ahora no los había vuelto a ver. Es sorprendente pero es así. Ekros reina sobre ellos, al igual que sobre nosotros, y apenas sabemos de su existencia. Es realmente extraño, pero así es.

La tundra desapareció bajo el oscuro bosque que los rodeaba conforme caminaban. Había dejado de llover y amanecía lentamente. Al fín se hizo de día, gris, un día en el que el sol se ocultaba tras las grandes nubes que traducían su verdadero resplandor. A lo lejos, Rottmoth parecía sosegado, quizás ahora sólo las aguas del lago supieran reflejar su verdadera cara, helada y dura como la roca.


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