viernes, enero 26, 2007

Un viaje a la felicidad

Si llueve... mi mente volverá a todo lo acaecido, la experiencia borrará las lagrimas de días grises, una fuerza exotérmica se adueñará de mi corazón... Y simplemente observaré su cielo gris repleto de lagrimas bohemias. Abriré mi paraguas rojo, de madera barnizada y con el suave pomo curvo entre las manos caminaré por esos bellos y enormes paseos, mirando a la gente. Observando cada gesto. Admirando como la lluvia es fuente de vida, de felicidad, admirando lo que una ciudad como esa provocará en las miradas de la gente. Miraré a los ojos y mirarán los míos. Simplemente, sin desviar la mirada, sin que un leve movimiento del iris cause una gran decepción. Ya nada dependerá del momento. Entablaré conversaciones con desconocidos con el simple fin de hablar sin más. Y todo será verdad. Y sólo habrá una sola cara. Admiraré cada pincelada de cada lienzo que compone a ese halo que envuelve la lluvia de París, sin que el tiempo me impida observar cada retazo de color o descubriendo lo que se esconde tras sonrisas enigmáticas. Que sólo buscaban la confusión de quien las observaba. Captaré fotografías con la mirada. Y bellos recuerdos me invadirán, diciendome: "siempre te quedará París".


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Quería hacer otro tipo de relato... acercándome a otros géneros a los que no acostumbro a tocar, simplemente por hacerle un homenaje al autor de esta frase, y ese gran relato. Pero la tristeza, las miradas que huyen y las falsas palabras me han hecho imaginar que podía ser una frase reflejo de un estado en el que siempre me gustaría estar. Pero dicen que con la melancolía persiguiéndote es como mejor se escribe... me quedo con ella y el lunes os ofreceré otro relato.
Brian, has demostrado lo que vales. Y que eres muy capáz de volverlo a demostrar. Enhorabuena!

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Últimamente sólo pululo por http://www.flickr.com/photos/aniankha/

martes, enero 23, 2007

Y mE rEgALaRoN uNa FoTo!!!


Me han regalado una foto a cambio de una visita, un comentario y un voto...
Que gran intercambio!

Mientras tanto, yo sigo haciendo el tonto con el móvil... XD
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Un gran descubrimiento:Pure evil->Pure art




domingo, enero 21, 2007

1ª ÉPOCA: Un atisbo de esperanza



Al cerrar los ojos, despertó. Un temor enorme le sobrecogía, y la luz del Astro iba desapareciendo para dar paso a la noche. Árboles, árboles, más aún, se deslizaban ante sus ojos con una rapidez sobrecogedora. Acababa de pasar por el sauce, los arbustos, la laguna… Un joven tendido en el lecho del bosque, sangraba, y una flecha negra aún estaba insertada en su espalda... Ahora veía la realidad. Abrió los ojos y corrió hacia la laguna. Corría, corría, todo lo que le permitía el viento en contra. Oyó un alarido de dolor que congeló sus pies, helándole el corazón. Corrió aún más hacia el claro. La luna brillaba iluminando tenuemente al soldado derribado, se arrodilló ante él. Le puso boca arriba. No podía creerlo. Aquel rostro… Lleno de dolor, tan parecido… La viva imagen de Jasón. Kahré abrió los ojos en un desesperado intento de pedir ayuda. Una lágrima se deslizó por su mejilla hasta caer sobre el joven. Agarró con ambas manos la flecha y tiró fuertemente. Salió impregnada de la sangre de aquel joven que intentaba retorcerse, pero el propio dolor se lo impedía. Lloró mientras cantaba entre susurros a Selahia, la diosa plateada, para que sanara su tristeza con la vida del mar. Él no dejaba de mirarla. Czelant se sintió contrariada, y en cuanto atisbó el comienzo de la curación huyó hacia el bosque.

Aquello era increíble. El bebé no había muerto como ella esperaba. Como todos creían. Había crecido y era soldado… Quizás la Diosa verdaderamente tenía razón y aún quedaba una última esperanza. Pasó dos noches en vela, orando a la Diosa y pidiendo perdón por su falta de fe.

Kalel le encontró poco después. Sentado en medio de un claro, desorientado. Se acercó hacia él. Había una flecha negra en el suelo.

-¿Estás…? – Kahré le abrazó.

-¡Vivo!- Sonrió y le abrazó más fuertemente.


Más imaginación en... El Cuentacuentos

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Fotografía: Alhambra2006

Malditas Bendiciones

Pahlenor se hallaba a tres jornadas de Gardierthel, así que salían antes del amanecer del día posterior al que se lo anunciaron al destacamento. Todos se habían reunido en las puertas del Palacio de los Capitanes, Kahré vio un carro saliendo presuroso del fuerte, según se comentaba, se trataba de una misteriosa invitada de Ekros. Parecía de la nobleza, pues el carro era cubierto, con bellos artesonados, y con cristal en las ventanas. Inmediatamente después, Darkos salió de palacio, se acercó a Kalel y le entregó la daga ya enfundada. Momentos después cruzaban el puente levadizo.

-¿Por qué Ekros tenía tu daga?

-Habían de bendecirla... Antiguos rituales, me dijo. Una Hacedora de Ekros había venido exclusivamente para ello.

-¿Una sacerdotisa con carruaje?- Kalel se encogió de hombros, sin darle mayor importancia. -Es extraño este reino para el que servimos, ¿no crees?

-Es el reino que nos ha convertido en lo que somos, Kahré.

En pocos meses Kalel se había convertido en un arduo defensor del reino. Darkos había mostrado su preferencia por él desde el primer día, y las visitas a palacio habían sido bastante habituales. Parecía ser que se consideraba como una especie de mentor de Kalel.

Tras la muerte de varios capitanes en el ataque de Auralav, Darkos había tomado el mando de Gardierthel debido a las bajas. Estaba en el nido del ejército del reino, y ello le hizo pensar a Kahré que posiblemente ese había sido su objetivo al enfurecer a Aura. Obtener más poder del que ya poseía. Kahré estaba empezando a dudar del reino "que les había convertido en lo que eran" según propias palabras de Kalel. Algo no encajaba, e iniciar una guerra contra un aparente aliado tenía poco sentido. Aún creía que les mantenían en la ignorancia. Quizás aquella fuera la más dura arma, o el mejor método para someter al pueblo. Y él seguía desconfiando de aquel mundo al que pertenecía, y que no se parecía ni en lo más mínimo al mundo del que le había hablado Petra. La echaba de menos. Echaba de menos sus historias. Y esa mirada que parecía saber toda la verdad. Con la certeza que sólo los ancianos poseen.

Volvió a mirar a Kalel, que cabalgaba enfrascado en sus pensamientos.

-Nos ha hecho lo que somos, nos ha adiestrado, nos ha enseñado... Pero no nos han dicho realmente para qué luchamos...

-Luchamos para unir el reino, para que el reino se convierta en el Imperio Rojo que es su destino, y como debe ser.

Kahré empezaba a pensar que le habían inculcado extrañas creencias a base de disciplina y conversaciones con Darkos. Y aquello le inquietaba.