sábado, octubre 25, 2008

:)




Genial fotoblog de Victoriano Izquierdo... una ventana al mundo para los que no tienen tiempo para verlo.

lunes, octubre 20, 2008

II- LOS MUERTOS NO NECESITAN ASPIRINA, LA MORFINA ES SU PAN DE CADA DÍA


El pastel estaba en el horno. Cociéndose. Inflándose al son de la levadura.

Un muerto-vivo asesino. Eso es lo que soy yo. Si me hubiera conformado con el carnicero quizás mis congéneres hubiesen sido más indulgentes conmigo, considerando que a pesar de ser una venganza, había quitado a un asesino de en medio. Pero cuando vi que era posible que me pasase gran parte de mi segunda vida en la cárcel no lo pude soportar. Aprendí de Saúl y provoqué que me mataran. Creo que en gran parte eso es lo que le jode, ¿sabeis? Que gracias a una idea suya, yo haya salido impune después de haber matado. Me he saltado lo que ellos llaman reglas y me he aprovechado de mi condición. ¿Y quién no? Unos lo hacen estando vivos, otros, estando muertos.

Hablando de que no quería contar mi historia, voy a hablar un poco de ella. A quien echo de menos es a Paula. Inteligente, bonita… Ya no podré disfrutar ni de su compañía ni de ella, ya que sé que Saúl andará cerca. Y a saber lo que es capaz de hacer un fantasma que lleva siéndolo 70 años… ¡Creo que yo llevo seis meses! Y seguro que me tiene ganas, normal, tanto odio guardado y reguardado durante tanto tiempo. Ahora llega un asesino como yo y ya tiene escusa para quitarse el estrés. A pesar de todo, aunque ese guardia siguiese vivo, no creo que viera a un tío con un tiro en la frente y un cráter perfecto para un tercer ojo demasiado atractivo. Mejor que antes… estoy. Pero estoy considerando eso de morir envenenado. Eso si que tiene que dejar una buena pinta. A no ser… que te pongas amarillo como un chino.

Barcelona era demasiado grande, y tenía demasiados muertos, amigos de Saúl (no sé si pensaría hacer un sindicato), que seguramente me hubieran delatado si me hubieran visto. Así que me puse unos cuantos cachivaches que robé en un mercadillo, para ocultar mi bella perforación del cráneo a los ojos de otros muertos-vivos. Y marché a comprar un billete de autobús para Madrid. Hace seis días que he llegado y ya he conseguido un puesto de dependiente en una tienda de un centro comercial. Mi falsa apariencia resulta ser bastante atractiva, así que no me vino nada mal. Y qué puedo decir de la infraestructura de falsificación de documentos madrileña, es eficiente y lo bastante rápida como para ser quien tú quieras en menos de dos o tres días. Adopté el nombre de un amigo del colegio que murió a los 12 años, y que me caía bastante bien, un tipo despierto: Máximo Nájera. Así que el nombre de Max en una tienda de moda quedaba de puta madre.

Lo que me asedia cada noche desde que morí (¡la primera vez!) son los recuerdos de mi primera vida. Supongo que mi subconsciente trata de recordarme quién era y que tengo un motivo que solucionar para ir a dónde debo estar. Pero eso a mí ya no me interesa. Estoy demasiado a gusto disfrutando de la no-vida y no le veo inconvenientes al hecho de estar muerto. Incluso me vi con el romanticismo con el que se ve a los vampiros en la literatura. Con esa palidez y juventud eternamente atractivas. Así que a base de morfina, a modo de rico ingrediente, me dispongo a borrar los sueños de muchas noches de mi post-vida, con el sabor de un rico pastel de manzana.

De hecho, incluso vosotros sabéis que lo que me espera ahora, que me he cargado a un tío, en el más allá, es mucho peor que una vida eterna. Y por cierto, lo de la luz al final del túnel es una patraña, un invento del cine, tan falso como Mickey Mouse. Os lo digo yo, que para eso he muerto dos veces para comprobar las probabilidades.




_______________________________________________
Más y mejor en... El Cuentacuentos

Psss!: Siguiendo la etiqueta de aquí abajo de "Los muertos no necesitan aspirina..." se lee la primera parte... tremendamente mejor que esta! Sip, ¡las segundas partes nunca fueron buenas!

Foto: Bienmesabe1.blogspot.com